Junio trajo a la comunidad matemática de Chile la triste noticia de la muerte de Marius Mantoiu, matemático rumano, educado en Bucarest y París, radicado en Chile desde 2007, Profesor Titular de la Universidad de Chile. Le sobreviven su padre Laurentiu en Bucarest, su esposa Liliana y su hija Mara, ambas radicadas en Santiago.
Marius nació el siete de septiembre de 1961 en Bucarest, hijo de Laurentiu y Tomaida, ambos profesores de enseñanza básica. Ella enseñaba geografía, él matemáticas. Su tranquila infancia y juventud transcurrió durante el régimen (1967-1989) de Nicolae Ceaușescu, de triste memoria.
Marius inició su carrera universitaria en la Facultad de Física de la Universidad de Bucarest, eligiendo en su tercer año la línea de Física Teórica. Obtuvo un Masters en esta especialidad en 1986 con la tesis Renormalización analítica en un modelo de campo escalar. En la Facultad de Física conoció a su compañera de carrera Liliana Nechif, quien lo acompañó el resto de la vida. Se casaron en 1984 y tuvieron la alegría de recibir a su hija Mara en 1987.
Menos alegría fue ser despachados, como a todos los egresados de su Facultad, a enseñar por tres años a un colegio. El problema, contaba Marius sonriente, no era el colegio, sino que en la pequeña ciudad de Sfântu Gheorghe (San Jorge) solamente se hablaba húngaro. Ni él ni Liliana sabían una palabra de húngaro. Sus alumnos le respondían atentamente en rumano ¡Sí Señorita! porque eran casi las únicas palabras que conocían.
Tras tres años de esta locura didáctica la familia volvió a Bucarest en 1989, donde Marius obtuvo un puesto de investigador en el Instituto de Gravitación y Ciencias Espaciales. Para Navidad de ese año el país tuvo el regalo de derrocar a Ceaușescu. El cambio de gobierno permitió reabrir en 1990 el Instituto de Matemáticas de la Academia de Ciencias de Rumania. Este había sido cerrado en 1976 por Ceaușescu, molesto porque su hija había elegido tener amistad estrecha con un matemático que no pertenecía a la élite del régimen y por considerar que la investigación en las matemáticas teóricas era inútil.
Marius, en cambio, se sentía molesto con su permanencia en Física, por lo que se incorporó al Instituto de Matemáticas en 1990 como Investigador Asistente. A pesar de radicarse en distintos países en diversas etapas de su vida, Marius siempre mantuvo activo el vínculo con la Academia de Ciencias, llegando a ser Investigador Titular en 2005.
El puesto en el Instituto le permitió partir en 1990 a hacer sus estudios doctorales en Paris VII (ahora Université Paris Diderot). Se doctoró allí en 1993 con la tesis Contribuciones al análisis espectral por el método de los operadores conjugados bajo la dirección de Anne Boutet de Monvel y Vladimir Georgescu. Permaneció en un puesto de investigador del CNRS en Paris VII hasta 1995. Después de volver a la Academia en Bucarest por dos años, se trasladó a la Universidad de Ginebra como Profesor Asistente hasta 2001, año en que nuevamente volvió a la Academia.
Hacia 2007 Marius conoció a Georgi Raikov, matemático búlgaro radicado ya entonces desde hacía varios años en Chile, quien le sugirió irse a Chile. Marius, deseoso de cambiar de aires, así lo hizo con un puesto en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Aunque Marius había enseñado unos años en Ginebra, donde había colaborado notablemente en la dirección de la tesis doctoral de Serge Richard con quien llegó a escribir varios artículos, recién en Chile comenzó a tomarle el gusto a su posición de profesor. Atrajo rápidamente alumnos a sus cursos y tuvo la satisfacción de formar alumnos de doctorado (Fabián Belmonte, José García, Harold Bustos, Diego Jauré) y Magister (Daniel Parra, Mariano Sandoval, Felipe Flores).
Otro gran gusto de Marius fue viajar mochileando por Chile junto a Liliana, y conocer Isla de Pascua con Mara también. Desgraciadamente, en 2018 se le manifestó un cáncer pulmonar, sin ser fumador. Siguió adelante con su vida, enseñando y publicando vigorosamente hasta el final. Cuando se le sugería tomar una licencia médica, Marius siempre decía que investigar y enseñar Matemáticas le permitía seguir viviendo.
La linea de investigación principal de Marius fue la teoría de operadores y su aplicación en la mecánica cuántica. Se podría decir que esta área tiene dos miradas, no necesariamente complementarias: una analítica ya quizás tradicional, y otra algebraica y quizás un tanto abstracta. La mayoría de los matemáticos en esta área suelen tomar uno de estos dos enfoques, pero no Marius porque disfrutaba más su trabajo cuando lograba conjugar ambas perspectivas. Analizando sus publicaciones, vemos durante su carrera una permanente inquietud de transitar de una perspectiva a la otra.
Desde la perspectiva analítica de la teoría de operadores, Marius hizo importantes contribuciones en el estudio de problemas fundamentales del área, como por ejemplo en teoría de Mourre, el principio de absorción en el límite y el análisis espectral de operadores sobre grafos. Sin embargo, el tema donde logró mayor reconocimiento fue en el análisis de operadores magnéticos. Junto a su principal colaborador y amigo Radu Purice y subsiguientes colaboradores, desarrollaron el llamado Cálculo (o Cuantización) de Weyl magnético.
Desde la perspectiva algebraica de la teoría de operadores, inicialmente Marius utilizaba ciertas C*-álgebras y la noción de afiliación para estudiar el espectro de operadores. Durante su investigación observó que las C*-álgebras llamadas producto cruzado torcido están íntimamente relacionadas con algunos procedimientos de cuantización, incluyendo la cuantización magnética que desarrolló junto a sus colaboradores previamente. Esto lo llevó a estudiar variados contextos análogos, como deformaciones de álgebras de Rieffel, extensiones de la cuantización a grupos de tipo I, y sus últimos trabajos en grupoides. Como profesor y director de tesis Marius fue excepcional. Dentro de lo posible, siempre se hacía el tiempo para atender a sus estudiantes. Disfrutaba enseñar y tenía una gran paciencia. En cada discusión se podía percibir la pasión que sentía por las matemáticas. Con su pasión y gran cultura matemática provocaba una sana envidia y admiración.