En memoria de Luis Armando Dissett Vélez (1963 – 2021)

Luis fue uno de los ganadores en el primer concurso para detectar talentos en los años 80. Su pasión por la matemática lo llevó a estudiar Licenciatura en Matemáticas en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

En 1986, una vez egresado, comenzó a dictar clases en el Departamento de Ciencia de la Computación de la misma universidad. En 1989 ingresó al  Magíster en Matemáticas en la PUC, donde antes de finalizar su postgrado, fue contratado como profesor a jornada completa.

En 1993 gana una beca en la Universidad de Toronto para   los estudios de doctorado en Ciencia de la Computación. A su regreso, en marzo de 2000 retomó sus labores docentes en la Facultad de Matemáticas de la PUC.

Luis Dissett es hijo de profesores normalistas y esta influencia familiar se reflejó en su gran respeto, cercanía   y   compromiso con la enseñanza y la docencia.  Su talento en la didáctica matemática, en el desarrollo de algoritmos y su manejo de grafos lo dirigió tanto al perfeccionamiento de profesores de enseñanza básica y media, como también con el proceso de aprendizaje de estudiantes en todos los niveles. Inspirador, exigente como profesor y apasionado por la enseñanza. Tenía un especial sentido del humor y como describió  una colega “me retumba (aún) su vigorosa risa contagiosa”.

Él mismo publicaría “Dependiendo de a qué alumnos les preguntes, soy un pésimo profesor (porque exijo mucho) o un excelente profesor (porque exijo mucho). Soy feliz en lo que hago. Como decía el padre Hurtado: “contento, señor, contento”. Como la Viola Chilensis, le doy gracias a la vida”.

También puso su pasión en el ajedrez. Creó el Taller de Ajedrez del Programa de educación para niños con talento académico, Penta UC y participó activamente la su formación inicial de la Federación de Ajedrez de Chile y sentó las bases matemáticas y estadísticas de la implementación del actual sistema de rating ENF, según indica la página de la Federación. Organizó la primera simultánea de ajedrez en Olmué, durante el encuentro de Somachi, con un maestro nacional.

Fue encargado de la sede oriente de la Región Metropolitana de la Olimpíada de Matemática por varios años y su apoyo a las olimpiadas se reflejó en su constante aporte en la creación de problemas, corrector de pruebas y sus impecables y profundas charlas y conferencias que dictó para profesores y estudiantes. Siempre tuvo tiempo para entrenar a los equipos olímpicos de hecho fue entrenador en los dos últimos años. Se puede decir que Luis fue uno de los primeros olímpicos.

Luis era un convencido de la utilidad de la Geometría en la formación de todo estudiante, lo cual trató de desarrollar en sus populares apuntes que el año pasado resumió en el primer libro, Geometría Razonada, de una serie que tenía pensado escribir en Geometría.

Su pronta partida impacta a la comunidad matemática, a sus colegas, estudiantes, funcionarios, docentes, a la comunidad de ajedrecistas y a tantas personas, alcanzadas por su calidad humana y su profundo amor por las matemáticas y la enseñanza de ella. Se ha ido un romántico de la matemática que seguramente estará dibujando grafos en la inmensidad.